jueves, 30 de octubre de 2008

Lluvia

La lluvia no es desfile militar, no puede serlo.
No puedo creer que todas las gotas se desplomen con un solo
y repentino golpe.
Tienen que caer lentitas
como gotas.
Tienen que caer despacio
una a una
como lluvia.

No pueden desplomarse tan de pronto
todas juntas.
No pueden dejarse venir desde su nube
con un solo impulso.

Primero tiene que caer la que es menos hermosa
(pero aún siendo la menos
tiene todo el cristal y la dulzura
luchando por brotarse de su vientre).
Luego tienen que caer las otras, las que sí son bellas
(pero que aún siéndolo son las más tiernas).
Después caerán aquéllas, las más bellas,
Las que cubren de dulzura líquida los callejones
con las que mojamos la cabeza
y lavamos hasta las más sucias lágrimas.

A veces hay motín a bordo de la nube
y cae primero la placenta que la cubre
cubierta de sueños
coraza invisible
ropaje de seda que cae en la tierra llenando de aromas.
Y la lluvia cae desnuda
y humedece más
y empapa.

Y somos una gotita más de lluvia eterna.
.

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